El obispo de de Tuxtepec, José Antonio Fernández, reconoció que la Iglesia Católica debe cambiar y dejar de ser una religión de mantenimiento para convertirse en misionera, la cual responda a los desafíos y retos de la sociedad.
PEDRO MATIAS
Hizo hincapié en que las sectas y otras religiones han avanzando porque, en primer lugar, la fe de los católicos no es firme y, en segundo lugar, porque la iglesia católica no sale a impulsar una nueva evangelización.
Entonces, dijo, la Iglesia Católica se debe poner las pilas para saber qué hacer ante estos nuevos escenarios y, sobre todo, dar una respuesta a las demandas sociales.
En síntesis, agregó, "la iglesia debe despertar y eso invita a un encuentro con Cristo para ser discípulos y misioneros para llevar el evangelio a los demás.
Y aunque "respetamos sectas y otras religiones, si tenemos que ser más creativos y valientes para proponer una religión que vaya integrada la fe y la vida", puntualizó.
El purpurado hizo hincapié en que uno de los principales problemas que percibe en la sociedad es la desintegración familiar por la crisis de valores que existe a nivel mundial, la drogadicción, la violencia y el problema económico que se refleja con la reducción de remesas y la disminución en la capacidad adquisitiva.
Aunque en el caso de Tuxtepec es una zona que tiene fuentes de trabajo porque ahí se encuentran la cervecera, la papelera y los ingenios, la crisis está impactando como hay disminución de compras.
En cuanto a la emigración, relató que ahora que viajó a los Estados Unidos y se reunió con gente de Oaxaca, sobre todo del Istmo, la Mixteca y la Costa, constató la difícil situación que viven los migrantes que de la noche a la mañana perdieron su patrimonio, ya que adquirieron sus casas a un pago mensual de dos mil dólares al mes y ahora se les elevó a 10 mil dólares, razón por la perdieron su casa y su trabajo.
PEDRO MATIAS
Hizo hincapié en que las sectas y otras religiones han avanzando porque, en primer lugar, la fe de los católicos no es firme y, en segundo lugar, porque la iglesia católica no sale a impulsar una nueva evangelización.
Entonces, dijo, la Iglesia Católica se debe poner las pilas para saber qué hacer ante estos nuevos escenarios y, sobre todo, dar una respuesta a las demandas sociales.
En síntesis, agregó, "la iglesia debe despertar y eso invita a un encuentro con Cristo para ser discípulos y misioneros para llevar el evangelio a los demás.
Y aunque "respetamos sectas y otras religiones, si tenemos que ser más creativos y valientes para proponer una religión que vaya integrada la fe y la vida", puntualizó.
El purpurado hizo hincapié en que uno de los principales problemas que percibe en la sociedad es la desintegración familiar por la crisis de valores que existe a nivel mundial, la drogadicción, la violencia y el problema económico que se refleja con la reducción de remesas y la disminución en la capacidad adquisitiva.
Aunque en el caso de Tuxtepec es una zona que tiene fuentes de trabajo porque ahí se encuentran la cervecera, la papelera y los ingenios, la crisis está impactando como hay disminución de compras.
En cuanto a la emigración, relató que ahora que viajó a los Estados Unidos y se reunió con gente de Oaxaca, sobre todo del Istmo, la Mixteca y la Costa, constató la difícil situación que viven los migrantes que de la noche a la mañana perdieron su patrimonio, ya que adquirieron sus casas a un pago mensual de dos mil dólares al mes y ahora se les elevó a 10 mil dólares, razón por la perdieron su casa y su trabajo.
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