sábado, 17 de octubre de 2009

Descuartizan a nueve hombres en Guerrero

El Universal


CHILPANCINGO, Gro.— Policías y soldados “peinan” por tierra una amplia zona entre Michoacán y Guerrero, en busca de los asesinos de nueve hombres cuyos cuerpos decapitados y desmembrados fueron colocados dentro de bolsas de plástico apiladas en un transporte de carga que fue abandonado en el municipio guerrerense de Tlapehuala, en la región de Tierra Caliente.

En lo que parece ser el más sanguinario método de eliminación practicado por grupos rivales del crimen organizado en el país, la Secretaría de Seguridad Pública de Guerrero informó que los cadáveres estaban en una camioneta Nissan estaquitas, que fue estacionada cerca de la medianoche del jueves frente a la clínica Cristo Rey, ubicada sobre la carretera Ciudad Altamirano-Iguala.



De forma sanguinaria, las partes de los nueve cuerpos desmembrados y decapitados se encontraron dentro de 18 bolsas negras de plástico y siete de las cabezas mostraban señales de haber recibido un “tiro de gracia”. Las víctimas no fueron identificadas de inmediato por las autoridades.



También dentro de la camioneta de carga y pegadas a las bolsas se encontraron dos cartulinas con sendos narcomensajes firmados por El Jefe de Jefes.



“La Familia” no mata inocentes



La Familia no mata inocentes, muere quien debe morir. Aquí está tu gente, recógela y ven a pelear ...”, decía en un texto. “Para que aprendan a respetar...”, señalaba el otro.



Por las condiciones en las que se encontraban los cuerpos de las víctimas, la múltiple ejecución rebasó los límites de crueldad que las bandas del crimen organizado ha utilizado hasta ahora para eliminar a sus enemigos, si bien la decapitación y el desmembramiento han sido aplicadas en los últimos años.



Sin embargo, en la narcoguerra de terror que enfrentan las bandas rivales del crimen organizado por el control territorial en México, el mayor número de decapitados, con 12 en un sólo día, se registró el 29 de agosto de 2008, en el estado de Yucatán, hasta entonces, uno de los estados con menos violencia y número “ejecutados” en el país.



En esa fecha fueron encontrados 11 cuerpos decapitados en un suburbio de la ciudad de Mérida, Yucatán, y otro en el poblado de Buctzotz, a 70 kilómetros al noreste de la capital yucateca. Todos los cuerpos estaban atados de pies y manos, presentaban huellas de tortura, pero no estaban mutilados ni desmembrados como en esta ocasión.



Las cabezas fueron encontradas en ese entonces dos días después en una ex hacienda, a unos 20 kilómetros de Mérida.



El hallazgo de los 18 bolsas con los restos humanos desencadenó el despliegue de cientos de policías de todas las corporaciones de Michoacán y Guerrero, así como de personal del Ejército, en un enorme operativo destinado a localizar y capturar a los autores de la múltiple ejecución.



Pobladores de la región de Tierra Caliente dieron cuenta de que soldados y policías federales, estatales y municipales, apoyados por varios helicópteros que realizan vuelos rasantes en varias zonas, prácticamente “peinan” metro por metro la región limítrofe entre los estados de Guerrero y Michoacán, divididos por el caudaloso río Balsas.



Seis “ejecutados” más



La ola de violencia en Guerrero también cobró seis ejecuciones más en otros puntos.



En Acapulco, en la zona turística de Sinfonía del Mar, dentro del maletero de un vehículo fueron encontrados dos cuerpos acribillados a balazos, atados de pies y manos, junto con un narcomensaje: “Esto les pasa por traicioneros, secuestradores y por traicionar al encargado de la plaza y esto va de parte de El Jefes de Jefes.



También fueron encontrados dos hombres muertos a balazos en los poblados de Ejido Viejo y Cerrito de Oro, en el municipio de Coyuca de Benítez.



Otro cadáver más fue hallado en Ajuchitán de Progreso y un hombre asesinado a tiros y con huellas de tortura fue descubierto en Plan de Amates. (Rafael Rivera, Adriana Covarrubias y Juan Cervantes, corresponsales)

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